Liderazgo de equipos

Mi charla TEDx: Equipos que lideran

1024 576 Gabriel Nuñez

¿Cuándo fue la última vez que reconociste y valoraste las fortalezas de otra persona? Si no lo estás haciendo, es posible que estés perdiendo a tu familia o a tu equipo.

 

Más debilidades que fortalezas.

Yo nací cuando era chico, decía un humorista de mi ciudad. Cuando yo nací ya estaba mi padre, mi madre, mis dos hermanas y mi hermano.

 

Durante los primeros años de mi infancia parecía no haber problemas entre mis padres, aunque sospechaba que las cosas no funcionaban bien debido a ciertos desencuentros que percibía entre ellos: según mi madre, mi padre era indeciso y demasiado callado. Mi madre, según decía mi padre, era intolerante y muy exigente.

 

A mis 7 años, y siendo las 2 de la mañana, descubrí que estaba en lo cierto sobre aquellos desencuentros cuando, por el pasillo que unía las habitaciones de nuestra casa, vi pasar a mi padre con una maleta del tamaño que llevan los que no regresan, y mi madre detrás llorando. Esa noche, mi padre nos abandonaría debido a los problemas, discusiones y diferencias que había en nuestra familia.

 

Como resultado de esto, para poder subsistir, los 4 hermanos fuimos separados y llevados a casas sustitutas en donde nos alimentaron, nos vistieron, nos enviaron al colegio y, por sobre todas las cosas, nos dieron contención afectiva y espiritual.

 

Fue muy fácil para mí comprobar, en aquel momento, que las familias que nos habían acogido funcionaban, al menos, bastante mejor que la nuestra.

 

Más allá de simples objetivos.

Con los años, comencé a sentirme desafiado por lo que había vivido, y me propuse no saber otra cosa que no fuera sobre liderazgo.

 

Investigué cada aspecto de quienes habían liderado grandes causas: personajes reales que habían conquistado territorios, cruzado desiertos y mares, que habían escapado de la esclavitud y hasta de la muerte; hombres y mujeres que tenían un propósito y dieron su vida por ello. Luego, me formé en negocios, mercados, estrategia, dirección, planificación, entre otras cosas.

 

Mi objetivo era ayudar a personas en particular y a líderes de diferentes organizaciones, a desarrollar equipos que lideran el entorno y modelan el comportamiento dentro y fuera de esas organizaciones.

 

Así como descubrí que muchos padres abandonan a sus hijos, del mismo modo, comencé a encontrar que muchos de estos líderes organizacionales abandonan a sus equipos y, lamentablemente, la mayoría de las veces ese abandono no es físico sino afectivo, emocional, relacional y espiritual, lo que empeora las interacciones y las torna mucho más hostiles y destructivas.

 

Entonces, me preguntaba, ¿por qué existen familias que logran superar los mayores problemas de la vida y obtienen victorias ante cada batalla, mientras que otras familias se autodestruyen por completo?; ¿Cuál es el factor determinante que permite a un líder y a su equipo ir más allá de los objetivos y permanecer en un propósito, traspasando cualquier escenario complejo, mientras que existen otros líderes y equipos que son hostiles e improductivos?

 

Los equipos que lideran se centran en fortalezas.

Encontré que ese factor determinante radica en la decisión de enfocarse en las fortalezas o en las debilidades de las personas. (Aquí puedes investigar más acerca de los beneficios de centrarse en fortalezas).

 

En el primer caso, en estas familias y equipos que prosperan, cada miembro valora las propias fortalezas y las fortalezas de los demás, y así desarrollan relaciones responsables.

 

Estas fortalezas son altamente valoradas por cada uno de los miembros, lo que incrementa el buen trato, luego la confianza y el entusiasmo; también la proactividad, la productividad y, finalmente, la efectividad.

 

Al apreciar las fortalezas, logramos trabajar con mayor excelencia, y estamos dándole lugar a la acción e interacción individual, donde todos los miembros se mueven a un ritmo sincronizado y con un único propósito común a todos.

 

Adam Smith, considerado el padre de la economía moderna, decía que “el mejor resultado es producto de que cada uno en el grupo haga lo mejor para sí mismo“.

 

Pero fue John Forbes Nash, Premio Nobel de Economía, quien dijo que “el mejor resultado es producto de que todos en el equipo hagan lo mejor para sí mismos y para todo el equipo”.

 

Las estadísticas confirman esto: se ha visto que el compromiso de los empleados aumenta en más de un 20%; las ventas se incrementan en más de un 15%, al igual que el desempeño; las ganancias crecen hasta en un 30%; y se sabe que los hurtos disminuyen hasta en más de un 70%.

 

En el segundo caso, en el de las familias y equipos ineficientes e improductivos, me llamó la atención ver que sus miembros invalidan o cancelan a otros a partir de la falta de respeto, la crítica, la burla y de estar siempre enfocados en las debilidades, en el paradigma del déficit, en la imposibilidad.

 

Podemos notar esto, por ejemplo, con un detalle mínimo pero que sirve para ilustrar el hecho: cuando alguien se refiere a otra persona por un sobrenombre que ridiculiza su cuerpo, su manera de ser o de vestir. Nunca esos apodos tienen características positivas o basadas en las fortalezas de las personas.

 

La valoración es la clave en equipos que lideran en fortalezas.

¿Y si tomamos el buen hábito de valorar nuestras propias fortalezas y las de los demás y les ayudamos a cumplir su función cumpliendo también con la nuestra?

 

Podemos decidir que nuestra valoración hacia los demás sea poderosa, grande, profunda, tanto como la que necesitamos para nosotros mismos, también. Es esa valoración personal y hacia los demás la que permite que dos o más personas se pongan de acuerdo en un proyecto y tengan éxito.

 

“Nadie tenga mayor concepto de sí que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación” o “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, son algunos de los principios más antiguos y a la vez más actuales que nosotros podemos seguir para pasar del modelo del déficit hacia el modelo de las fortalezas.

 

Las últimas investigadores en psicología han comenzado a considerar fuertemente estos principios, y han descubierto que las personas tenemos combinaciones únicas de fortalezas que nos permiten ser únicos.

 

Hoy, las grandes organizaciones están realizando millones de evaluaciones para conocer las fortalezas de su gente e incrementar las oportunidades de crecimiento y de éxito.

 

También muchas familias están conociendo las fortalezas de sus miembros: por un lado, padres conociendo los talentos de sus hijos y sabiendo en qué son buenos, y apoyándolos para un crecimiento sostenido; por otro lado, hijos respetando y honrando a sus padres porque los conocen y confían en esas fortalezas. Matrimonios, que se reconocen a través de sus puntos fuertes y se alientan, en lugar de atacarse debido a sus debilidades. ¡Esto nos dice que vamos por muy buen camino!

 

Cuando consideramos nuestros talentos, nuestras fortalezas, de manera indirecta estamos diciendo que no sabemos todo, que tenemos debilidades que otros pueden cubrir, y que necesitamos que así sea. Y son nuestras fortalezas las que pondremos a disposición para que otros se sirvan.

 

Reconocer las fortalezas.

Aquel tiempo de la infancia fue difícil de transitar, pero se convertiría en una de las experiencias más enriquecedoras de toda mi vida. Mi padre regresó luego de algunos años. Lo recibimos con los brazos abiertos, con perdón, aceptación y valoración.

 

Hace unos años, y antes de que ambos fallecieran, pude ver claramente sus fortalezas, y encontré que el foco de atención ya no estaba en sus debilidades. En el caso de mi padre, descubrí que la armonía y el análisis eran sus puntos fuertes, en lugar de la introversión y la indecisión. Y que las fortalezas de mi madre estaban basadas en el logro, la activación y en ser resolutiva, en lugar de la intolerancia y la exigencia.

 

Cuando funcionamos en el paradigma de las fortalezas, cuando cada miembro cumple su función y su propósito, y ayuda a los demás a cumplir el suyo propio, recién allí estamos verdaderamente enfocados en mejorar las relaciones interpersonales.

 

Reconozcamos y valoremos nuestros talentos y los talentos que quienes nos rodean. De este modo estaremos desarrollando nuestro liderazgo basado en fortalezas, superando cualquier dificultad y traspasando los peores escenarios.

 

Sigamos conectados.

 

Gabriel.

AUTOR

Gabriel Nuñez

Personas y equipos liderando el mercado | Speaker | Trainer | Host | Coach | Mentor | Growth Mkter | TEDx Speaker | ScrumMaster® Alliance | Trenor Leadership® + Dale Carnegie® + Maxwell Leadership®

Todos los relatos por: Gabriel Nuñez
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