En el mundo actual, se requiere con urgencia un liderazgo centrado en principios que respete la ética y los valores. Los ciudadanos están cansados de líderes que promueven la violencia, la demagogia y la locura, mientras que los líderes están hartos de ciudadanos irresponsables que exigen derechos sin asumir ninguna obligación. Esta dinámica puede arruinar cualquier oportunidad de reconstrucción. Por lo tanto, es fundamental que se promueva un liderazgo responsable y consciente de sus principios para abordar los desafíos actuales.
EL LIDERAZGO DE HOY EN EL MUNDO TIENE DOS BANDOS.
En los últimos tiempos, hemos sido testigos de cómo líderes violentos y sus seguidores han sembrado el caos y la destrucción en todo el mundo, pretendiendo tomar el control de la dirección de los ciudadanos. Sin embargo, estos líderes no son los únicos violentos. Muchos otros líderes han optado por priorizar la autoridad sobre la influencia, sin darse cuenta de que la última es el verdadero motor del cambio. Este es un grave error.
En lugar de tratar de tener un impacto positivo en la vida de las personas como una responsabilidad fundamental, estos líderes han elegido ver todo como un ataque personal, como si estuvieran en una guerra en la que solo se puede matar o ser matado. Esta mentalidad errónea es lo que está caracterizando al liderazgo en el mundo actual.
Es hora de que surja un liderazgo centrado en principios, que esté basado en valores y ética, y que tenga como objetivo el bienestar colectivo y no solo el beneficio personal o de un pequeño grupo de poder. Este tipo de liderazgo es el que realmente puede marcar la diferencia y mejorar la vida de las personas en todo el mundo.
Un liderazgo centrado en principios es aquel que toma decisiones en función de valores fundamentales como la integridad, la justicia y la empatía. Este tipo de líderes no buscan imponer su voluntad a toda costa, sino que buscan influir positivamente en las personas y motivarlas a actuar en pos del bien común.
Los líderes centrados en principios no ven a los ciudadanos como objetos a controlar, sino como individuos con necesidades, inquietudes y sueños. En lugar de buscar el poder por el poder, buscan el poder para servir y hacer una diferencia positiva en el mundo.
LA NECEDAD DEL LIDERAZGO GLOBAL
Pienso que muchos de ellos no son más que hombres amantes de sí mismos, avaros, ególatras, soberbios, ingratos, sin piedad, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos en circulares razonamientos; sólo se deleitan en sus propias ideas. Estos individuos, auto-percibidos como líderes, aparentan ser piadosos y protectores, pero con sus expresiones han demostrado negar la eficacia de la piedad. Personalmente, prefiero cruzarme de vereda si los encuentro algún día.
Lo único claro es que el entendimiento de estos “genios” está corrompido, y en cuanto a la fe, la ética y la moral, no califican ni siquiera dentro de los mil primeros. La insensatez y contradicción con la que se manejan es tan notable que no podrán seguir avanzando mucho más; al menos no serán trascendentes. No hay ninguno que guste de la buena conducta, que tenga un propósito claro, fe, amor, paciencia, integridad, honestidad, justicia, equidad. Creo que estos tipos irán de mal en peor, engañando con sus demagógicas palabras y burdos gestos que han sido coacheados por alguien peor que ellos y siendo engañados por aquellos que, detrás del mismo tenor de intereses, los siguen al son de la música que han elegido escuchar.
NINGÚN LIDERAZGO POR AQUÍ
Dictadores que someten y esclavizan al pueblo por causas perdidas, como en Venezuela, con sus más de 330.000 muertos hasta febrero de 2019, según el sitio www.abc.es (a este número habría que sumarle los cientos de muertos hasta diciembre). También están los otros, quienes incumplen sus promesas de campaña, como en México, en donde el 2019 se perfila como el año más violento de la historia más reciente, luego que su presidente prometiera desmilitarizar el país y recuperar la paz en pocos meses (el 1 de diciembre fue el día con más asesinatos del año hasta la fecha con 127), según el sitio efe.com. En Chile, todos quieren destituir al presidente por ser responsable de la “violación sistemática de los derechos humanos“; mientras que los anarquistas colonizan cada rincón mediante la destrucción de todo lo público y privado y sin importar si ellos mismos tuvieron que pagar por ello.
Al igual que en Argentina, en donde nuestros presidentes juran y perjuran bajar la inflación y hacer desaparecer la pobreza, mientras que en su alegato final, y por cadena nacional, reconocen dejar al país peor de lo que estaba respecto de esas dos variables al momento de asumir; eso sin contar cuando en anteriores gobiernos se habían robado hasta la propia decencia. Peor aún peor, ninguno dice NO al asesinato de niños por nacer y a la ideología de género. Intentando congraciarse con todos hacen honor a su falta de moral, convirtiéndose en individuos que quedarán en el recuerdo por haber colaborado en la destrucción de una nación. Este es el liderazgo de hoy en el mundo.
¿CÓMO SOBREVIVIR A ESTOS LIDERAZGOS?
En esta entrada escribí acerca del tipo de líder y estilo de liderazgo al que deberíamos aspirar en Latinoamérica: un liderazgo centrado en principios y de convicciones no negociables. Hasta que nosotros no hagamos eso, cientos de latinos anónimos, sin importar estrato social o económico, seguiremos viviendo basados en lo que hemos aprendido y en lo que nos han persuadido y enseñado, ya que sabemos lo que hemos aprendido y de quién lo hemos aprendido. Desde la niñez conocemos acerca de aquellos principios establecidos por Dios, los cuales nos proveen sabiduría y podemos, independientemente de las circunstancias, aplicar en nuestra vida diaria. Desde la niñez conocemos acerca de aquellos principios establecidos por Dios, los cuales proveen sabiduría y pueden, independientemente de aquel que esté en el poder, brindarnos las garantías suficientes para vivir reposadamente y de manera íntegra y completa.
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